miércoles, 14 de noviembre de 2012

¿Para que sirven las Huelgas Generales en la actualidad?

Que las necesidades e inquietudes de la gente son cambiantes es algo palpable, es por ello que los sistemas y las políticas que en estos se aplican deben ser dinámicos y estar en constante evolución si quieren estar a la altura de la realidad. De no ser así, y no saber leer la coyuntura social, puede que el sistema como tal fracase, que es sin duda lo que nos podemos encontrar en la Europa actual.

Esta realidad cambiante nos muestra, una obviedad, en la que el movimiento 15M puso incapié, y es que lo que era válido en la transición no lo es ahora, es decir la partitocracia que dio a luz la dictadura en un contexto de posturas aparentemente irreconciliables, pasados los años, debería haber evolucionado a una democracia más participativa alejada de la alternancia, que no alternativa, que ofrece el bipartidismo.

Es esta línea se puede entender que muchas cosas deberían evolucionar en el sistema, no solo el modo de elegir a nuestros dirigentes, sino también el modo de evitar las malas artes aunando en una separación de poderes, o la forma en que los ciudadanos toman parte en las decisiones políticas. Pero a esto también hay que añadir la forma de protesta, porque la sociedad española ha cambiado mucho desde la gran huelga del 88, incluso de la huelga del 2002, que hizo que Jose María Aznar diera marcha atrás en el llamado decretazo. Además las condiciones laborales de entonces no son las de ahora, ya no solo que el paro sea una sangría, sino que fruto de ello y de los contratos en precario, donde los sindicatos mayoritarios tienen mucho que ver, no solo por su fracaso en su querido “diálogo social” sino por su permisividad hacia el Tratado de Mastricht que supuso la instauración en España de una política supeditada a los mercados donde ni siquiera se garantizaba el suministro de los servicios básicos al ciudadano de manera universal. Es decir,  en dos décadas la sociedad ha perdido el control de su democracia, que ha sido entregada por sus gobernantes a los intereses de sus acreedores, concretamente de los bancos alemanes. Esto se ha consolidado en este fin de ciclo del modelo capitalista actual, donde las democracias del sur de Europa miran hacia Berlín y obvian las necesidades de sus ciudadanos. Así nos encontramos en una situación muy diferente a la del 2002 o la de 1988, cuando las huelgas generales fueron masivas, cuando el derecho reconocido a la huelga estaba más cerca de ser una realidad al no depender tanto de la temporalidad, y unos gobiernos no intervenidos por el préstamo de dinero del exterior ni del pago de la deuda, sí escucharon a la calle y dieron marcha atrás en sus reformas. Ahora el gobierno actual  y el anterior, han dejado claro que el pago de la deuda es primordial, y como consecuencia lo es la obediencia a Alemania, es por ello que nuestro gobierno no dará marcha atrás a no ser que las órdenes vengan de Berlín.

Aún así, la sociedad se reinventa por sí sola, y sabe donde tocar al sistema, así como el 15M nos demostró que no hacen falta banderas para reivindicar nuestros derechos, ha conseguido que se centre el punto de atención en el tema de los desahucios con un movimiento de resistencia pacífica y desobediencia que ha puesto muy nerviosos a los gobernantes, pues pone rostros humanos a la política y en riesgo el sistema. En el mismo sentido nos encontramos con el asalto a los supermercados que tuvo lugar en Agosto, donde un grupo de sindicalistas señalaron con su acción el drama del hambre, y al igual que ha ocurrido con los desahucios, las reacciones de aquellos que defienden el sistema actual, a pesar de la pobreza y el drama, no se hicieron esperar.

Personalmente creo, que en el momento actual las viejas formas de manifestación, como la Huelga General, sirven para mostrar el descontento social, y es posible que puedan ser útiles si se canalizan hacia otros actos diferentes, más acordes con la realidad que nos atormente, como movilizaciones y acciones pacíficas en la línea de la legalidad. Sería raro pensar que el propio sistema se suicidara, es decir, que la ciudadanía pudiéramos cambiarlo, siguiendo las líneas de protesta que el propio sistema nos tiene reservadas.

1 comentario:

  1. Muy bien dicho, amigo. Lo cierto es que la sociedad cambió mucho en los últimos veinte años, y quizás la verdadera utilidad de la huelga no sea la que se espera desde los sindicatos y otras altas esferas (la de que el Gobierno central dé marcha atrás en ciertas decisiones). Pero al menos sirve para mostrar el descontento de un buen número de la población activa de este país.

    Sigue adelante con este gran blog.

    ResponderEliminar